La edad
para detectar un problema de Discalculia
está entre los seis y ocho años de edad, momento en que se introducen las
matemáticas como materia independiente y se puede comparar el rendimiento de
unos niños con otros. Es importante realizar un correcto seguimiento del
rendimiento escolar del menor puesto que en muchas ocasiones se suele confundir
la Discalculia con otros déficits como el TDAH,
u otros factores como falta de motivación para las matemáticas.
Se debe
de hacer una valoración global del nivel intelectual, con el fin de comprobar
si los déficits asociados a la Discalculia,
son primarios o secundarios o si están relacionados con bajo nivel intelectual.
Algunos
procedimientos útiles para evaluar las habilidades en matemática son:
ü Dictado
de números.
ü Copiado
de números.
ü Calculo
no estructurados mediante juegos o gráficos.
ü Resolución
de problemas con una o varias variables.
ü Resolución
de problemas lúdicos de la vida cotidiana.
A
continuación se mencionaran los signos característicos que se pueden presentar
en un niño con problemas de Discalculia.
Signos que se presentan en una primera etapa:
a.
Una pobre
conciencia de número: El niño presenta dificultades a la hora de establecer una correspondencia entre el símbolo
numérico y la cantidad que
representa.
b.
Fallos en
la lectura, reconocimiento y escritura de números y símbolos matemáticos.
c.
Déficit
en el concepto de proporciones y cantidades: Suelen existir problemas a
la hora de clasificar según las categorías de más grande, más pequeño, más
cantidad o menor cantidad. Saber si un número es mayor o menor que otro.
d.
Fallos en
el posicionamiento y realización de series numéricas: Ordenar
los números y saber cuál es su correcta posición. (14 va antes que 15).
2 4 5 6 7 9 8 10 11 12 13 15 1416
e.
Dificultades
en la automatización del conteo y las operaciones aritméticas básicas: Problemas
para contar para atrás.
f.
Desempeño
en matemáticas muy pobre en comparación con las demás asignaturas: Pueden
ser niños que tienen un rendimiento satisfactorio en todas las demás materias
escolares, presentando un cociente intelectual dentro de la normalidad.
g.
Oscilaciones
en el rendimiento: Su rendimiento puede ser como el de una montaña rusa. Una semana
parece que han asimilado los conceptos y son capaces de realizar los ejercicios
correctamente y luego en los controles parece que lo han olvidado todo por
completo.
h.
Rechazo a
realizar cualquier tipo de actividad que implique el uso de las matemáticas: Baja Autoestima.
Ya en edades tempranas se observa una escasa motivación y rechazo por todas las
tareas escolares que impliquen la práctica y el uso de las matemáticas.
i.
Otras
dificultades que pueden ir asociadas: Son comunes los problemas con el
reconocimiento de las horas en relojes analógicos, la orientación temporal y en
la planificación; además de olvidos frecuentes.
Signos que se presentan en una segunda etapa:
a.
Incapacidad
para aprender las tablas de multiplicar
b.
Dificultad
para realizar estimaciones: Les resulta complicado estimar el resultado
que va a derivar de un cálculo.
c. Manejo de las unidades de tiempo,
longitud, peso, volumen, etc..
d. Problemas para pasar de un pensamiento
concreto a otro más abstracto, que utilice símbolos: El niño tiene problemas para operar con símbolos que están alejados
de aquello que representan en realidad y tienen un sentido totalmente
arbitrario.
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